Debajo de la décimo segunda piedra que decidió no lanzar al charco que dejó la hermosa y ploma lluvia, estaba la respuesta a la pregunta que formularía unos años más tarde, cuando sentado junto a la mujer que se descompuso de felicidad a su lado, recordara una madrugada de marzo, un sexto piso, una ventana y un plato de tequeños
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1 comentario:
JA
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