UN HECHO. Tengo un hermano ( sigue creyendo que es una criatura inefable que se debora mi comida, viste mis ropas y cuenta sus dineros casi casi sobre mis ojos)
UN SUCESO. Sentado y mientras miraba como siempre partículas flotar vencidas en el espacio, un golpe metálico se sincronizó con un pestañeo. Un sudor rojo y tibio. Un hormigueo en mi cabeza y más sudor rojo por mis mejillas... y a mis pies, el martillo con el que mi hermano, de pie a mi lado, cazaba arañas en la pared en la que recostaba mi espalda de 4 años.
Gracias a Robert Rodrigues pienso ahora: ¿Por qué no tengo SUPERPODERES?
Era la primera vez que contemplaba tanta indignación en el rosto de mi padre y, por el parecido que le tengo, era como verme a mí mismo. Malcon Mcdowel, con bastón en mano, hacía de la suyas en ese mundo de imágenes violentas y sonoras llamado La Naranja Mecánica. Fue suficiente. Su lógica impulsó a su inocente y tierna ignorancia a proferir una frase que define algo más que a sí misma; una frase que es una forma de desver el mundo; un constructo verbal que establece que recorremos aquel sendero que siempre se bifurca a distintos ritmos; una altiva pespectiva de la historia que cada ser humano escribe; una cadencia moral grosera y arcaica: Solo es gente que camina. Tan simple, tan sencillo.Comprendí entonces lo relativo de lo trascendente. Fue conmovedor verle levantarse del sillón y caminar hacia quién sabe dónde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario