Admito que este cortometraje es muy extraño. La desgracia con sangre y una ecónomica locución, repito, pueden hacer maravillas . Que seamos inocentes hasta que se demuestre lo contrario es un ejercicio que, sin duda, se disfruta mejor desde una combi o desde el confort de una cálida y chispeante silla eléctrica
Oh My God
MIENTRAS CAE LA TARDE. POEMA
Hace 21 horas