Es curioso notar que un tercio de tu existencia es, literalmente, un sueño, un letargo, un no ser, un cuerpo dormido. Es más curioso darse cuenta del asunto a las tres y media de la mañana, justo cuando le acabas de dar la trigésimo cuarta vuelta a la almohada y puedes oir tu mecánica respiración o los aires en tu sistema digestivo.Dormir, dormir, dormir, y una vuelta más a la almohada.Será la última. Y el tiempo, y el tiempo y el intercambio... ahora recuerdo a Cortázar y a sus ajolotes que no se mueven para que el tiempo les sea indiferente. Manipular el tiempo debe ser parecido a ser Dios con insomnio.
sábado, 14 de febrero de 2009
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